sábado, 24 de octubre de 2015

Capítulo 22.

   Son casi las dos de la mañana, pero por el momento, ninguno tiene intención de poner fin a la fiesta. Busca a su amigo con la mirada, pero no consigue encontrarle. Lleva más de media hora sin verle y empieza a preocuparse.
-¡Rox!
   Se gira y sorprendida, sonríe. No esperaba encontrarse con Brandon allí, pero se alegra de verle. Le saluda con un pequeño abrazo.
-¿Qué haces aquí? No esperaba ver a alguien del instituto.
-Celebro que han empezado las vacaciones. He venido con unos amigos, ya he visto a los demás, has venido con ellos, ¿no?
-Sí... Me alegro de verte, Brandon.
-Luego nos vemos.- Se despide y se aleja para ir con unos chicos.
   Ella por su parte, sigue con la tarea de buscar al chico, aunque esta vez, decide moverse por el local. Los minutos pasan y tras varios encontronazos con gente en malas condiciones, consigue verle.
-¡Alexy!- Se acerca hasta él y se fija en el chico que le acompaña.- ¿Interrumpo algo?
-No, tranquila. Te presento, él es Elliot.
-Encantada, me llamo Rox.- Sonríe amable.- Te estaba buscando, como te fuiste sin decir nada...
-Me encontré con él y se me ha pasado el tiempo.- Se justifica algo sonrojado.- ¿Y los demás?
-No lo sé, pero tu hermano y David no están como para dejarles solos...- Suspira.- Y creo que Rosa, tampoco está muy allá.
-No me jodas... Elliot, lo siento. Pero alguien tiene que cuidar del imbécil de mi hermano.- Se disculpa con el chico.
-¿Te acompaño?
-¿No te importa? Que has venido con más gente...
-Claro que no, les aviso y ahora voy.- El chico sonríe.
-Rox, ¿te importaría esperarle?
-Me quedo aquí, tranquilo.
-Gracias.- Elliot se aleja y la chica mira a su amigo con complicidad. Éste sigue siendo un tomate y eso hace que se ría.
-Bueno... ¿Quién es?
-Un amigo.
-Un amigo. Ya, seguro. Pues creo que por cómo estás reaccionando, no es un simple amigo.
-Nos estamos conociendo...- Alexy se ríe.- Bueno, voy a ver cómo está Albert, te veo ahora.
   El rubio se marcha de allí dejándola sola. Rox suspira y se apoya sobre la barra. Cruza los brazos y mira el panorama que hay en ese local a estas horas. Gente animada bailando, bebiendo... Gente que apenas se mantiene en pie...
-¿Qué haces aquí?- Max se acerca hasta ella y le mira curioso.
-Espero a un amigo de Alexy...
-¿Alexy tiene novio?
-No, sólo se están conociendo, aunque no me lo termino de creer, pero bueno.
-Yo tampoco me lo creería. Luke ha tenido que sacar a Rosalya de aquí. Empezaba a encontrarse mal.
-A este paso, David y Albert acabarán como ella.
-No te preocupes, un escarmiento no les viene mal.
-Ya estoy.- Elliot se acerca entre la multitud.
-Él es Max, también está con nosotros.
-Soy Elliot, encantado.- Estrechan la mano.- Siento haberos hecho esperar.
-No te preocupes.- Max sonríe.- Estamos en los reservados del fondo.
-¿En los reservados? Qué bien os lo montáis...
-Hay que tener contactos...- Rox camina por delante de ellos.- Ahí está Alexy. ¡Monroe!- Eleva la voz haciendo que el rubio se ría al escuchar su apellido.- Os dejamos, ¡luego nos vemos!- La morena de ojos verdes coge a Max de la mano para alejarse de allí y dejarles a solas.
-¿Cómo está tu hermano?
-Le están cuidando bien.- Sonríe al recordar que Aisha se había quedado con él.- Bueno, creo que tú y yo, tenemos que retomar una conversación, ¿no?



   Algo más despierto, consigue ponerse en pie de aquel sofá. Para su sorpresa, no se tambalea y da unos cuantos pasos para salir del reservado.
-Eh, ¿se puede saber qué haces?- Dinna se acerca hasta David y le mira preocupada.
-Quiero ir al baño, tengo ganas de hacer pis, ¿sabes?
-Te acompaño. No me fío de que llegues por tu cuenta.
-En realidad, quieres entrar conmigo y lo sabes.
-Ya te gustaría a ti, pero sabes que a mi en los sitios públicos... Como que no.
   Suelta una carcajada al escuchar aquello. Ella como siempre, siendo tan directa y dándole el corte en esas situaciones.
-Deberíamos probarlo algún día. Lo mismo te gusta.
-Calla.- Dinna le da un cálido beso y sonríe tras ello.- Venga, vamos.
   La pareja abandona el reservado y con cierta dificultad, consiguen llegar hasta la zona en la que están los servicios. Hay una larga cola para poder entrar y saben que les va a llevar un buen rato estar allí.
-Sería más fácil salir a la calle e irme tras un contenedor de basura.
-David...- La pelirroja se ríe al escuchar eso.- No seas así.
-Es la verdad, ¿has visto la cantidad de gente que espera para entrar?
-No seas tan quejica.- La chica mira por el interior del local esperando encontrar a alguno de sus amigos
-¡Chicos!- Nyx se abre paso entre la gente, consiguiendo llegar a ellos.- Nos vamos a casa.
-¿Tan pronto?
-David, son las cinco de la mañana... Y además, llevamos a dos individuos borrachos.
-A mi se me está pasando, eh,
-No lo digo por ti, lo digo por Albert y por Max. Se la han pillado buena...- Suspira.- En fin, ¿vamos?
-Yo quería entrar al servicio.- El moreno bosteza sin querer.- Perdón.
-No importa. Tío, ¿por qué no te vas a la calle? Yo lo he hecho antes sin necesidad de esperar la cola que hay.
-¡Te lo dije!- David mira a su novia con diversión.- Bueno, pues vamos a por las cosas y salimos.
   Nyx les acompaña hasta el reservado, donde Rosalya y Luke están recogiendo. Todos se ponen los abrigos y abandonan el local con la esperanza de no tardar mucho en volver. Realmente, han pasado muy buena noche.
   Una vez en la calle, consiguen ver a los demás. Han formado un corro alrededor del banco que han ocupado Max, Albert y Alexy. Éste último aprovechando la situación y el estado tan lamentable que llevan esos dos, les vacila todo lo que quiere y más.
-Soy alguno de ellos y te soltaba un guantazo.- Nyx le mira seria.- ¿No te dan pena? ¡No se pueden defender!
-¡Oye! Que luego ellos bien que se meten con nosotros.- El rubio alza las manos intentado aparentar inocencia, cosa que desde luego no tiene.- Bueno, que nos vamos a casa.
-¿A casa? ¿Por quééééééé?- Max hace pucheros y niega con la cabeza.- Yo no me quiero ir a casa.
-Pues te tienes que ir, quieras o no quieras.- Rox le ayuda a levantarse y resopla al ver que opone resistencia y que pretende volver a sentarse.- Joder, Max. ¡Que pesas mucho!
-¿Me estás llamando gordo? Tío, me acaba de llamar gordo. ¡Estoy gordito!- El joven mira a su mejor amigo, quien se ríe ante aquella escena.- Soy un globo.
-Madre mía... ¿Y le vas a llevar tú solo hasta su casa?- Aisha mira a Luke sorprendida.
-Ni de broma, le llevo a mi casa que Dianne no está para disgustos. Venga tú, señor globo, vamos al coche.
-¿Quieres que vaya con vosotros?- Rosalya mira a su novio, que ahora sujeta a su amigo.
-No, tranquila. Cuando llegue te mando un mensaje y listo.
-David, tío. Ayuda. Que es tu mejor amigo.
-También es tu hermano.- El joven se ríe al ver que Alexy resopla.- Albert, no te duermas.
-Yo... Quiero... Quiero... ¿Por qué se mueve todo?.- El gemelo de pelo oscuro arrastra las palabras.- ¿Por qué caminamos?
-Porque nos vamos al coche y nos vamos a casa.- Alexy saca las llaves del Citroen.
   El resto el grupo les sigue a todos, hasta que llegan al coche de Luke y llega el momento de despedirse.
-Bueno chicos, nos vemos a la vuelta. Ya iremos hablando.- El castaño mete a su amigo en el coche y cierra la puerta.- Me llevo al globo.
-¡Pero no me cierres! ¡Que no me he despedido de la novata!
-Adiós Max, adiós...- Rox suelta una carcajada.- Que pases buenas vacaciones y una buena noche.
-¡Pero dame un beso!
-Uno no, dos.
-¡Vale, venga!
   La chica niega con la cabeza y al igual que los demás, se alejan de allí para acompañar a los gemelos y a David hasta el coche.
   Última salida del año que han hecho en grupo.



   Abre los ojos con dificultad y mira la hora del reloj que tiene en el escritorio. Resopla y se reincorpora. Son las diez de la mañana y no hace ni cuatro horas que llegaron a casa tras la fiesta. Se pone en pie y sale de su habitación. Baja las escaleras y entra en la cocina para beber un vaso de agua, seguido de varios más.
-¿Te parece normal? ¡Te falta beber el agua de los floreros!- Su madre se apoya en la puerta y le mira seria.
-No grites, por favor...- Suspira.
-¿Que no grite? Qué desastre, siempre te pasa lo mismo. ¡Tienes que controlar lo que bebes! Menuda resaca debes de tener, anda. Haz el favor de desayunar y tomarte algo.- La mujer se cruza de brazos con cara de pocos amigos, aunque realmente está preocupada de ver a su hijo así.
-No tengo ganas de comer... Me vuelvo a la cama.- Rellena una botella de agua y pasa junto a la mujer.- Te quiero.- Le da un beso en la mejilla y sonríe intentando relajar el ambiente.
-Albert, haz el favor de tomarte algo.
-Más tarde mamá...- Sube las escaleras y al llegar arriba, ve que su hermano sale del cuarto de baño.
-Bebí dos copas. Tenía que conducir.
-Si no te he dicho nada.- Se ríe.- ¿Has devuelto?
-Sí.- Alexy suspira.- Me vuelvo a la cama. No he dormido nada.
-Lo mismo digo. A sobar, hasta luego.- Entra en su habitación, cierra la puerta y baja las persianas para tirarse sobre la cama. Se tapa con la colcha y resopla. Realmente, se encuentra muy mal. Le duele todo el cuerpo y tiene la constante sensación de estar mareado. Odia las resacas, pero nunca aprende la lección y siempre le pasa lo mismo.
   Su móvil se ilumina y curioso, mira la pantalla. Es un mensaje. Lo desbloquea y sonríe al ver que se trata de Aisha. Se lo mandó poco después de que se despidieran, pero hasta ahora, no se había dado cuenta de ello. Cegado por el brillo del móvil, intenta adaptarse para poder leerlo.

"Espero que puedas descansar, háblame cuando puedas feo. Por cierto, me quedé con algo tuyo, ya te lo devolveré."

   Bosteza y rápidamente responde.

"Me he desvelado, pero me vuelvo a dormir... Luego te llamo, enana. Posdata: tendremos que vernos si me lo quieres devolver..."

   Lo envía y deja el móvil sobre el escritorio. Cierra los ojos y da media vuelta acomodándose en el colchón. Intenta hacer memoria de lo que pudo hacer en el local, pero solo recuerda algunas cosas sueltas y pensar demasiado, le da más dolor de cabeza del que ya tiene.
   A punto de volver a quedarse dormido, un vago recuerdo le llega a la mente. Aisha no le dejó solo en ningún momento. Se ocupó de él, se preocupó de su estado, se rió de las tonterías que no dejó de decir... Al recordar aquello sonríe, haciendo que esa sonrisa se quede en su rostro cuando consigue conciliar el sueño al final.

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