domingo, 1 de noviembre de 2015

Capítulo 23.

   Las vacaciones dieron comienzo hace una semana. Debería haber empezado a estudiar para no ir muy pillada a la vuelta, pero no. Prefiere emplear su tiempo en ver series, leer y salir cuando le apetece, como ahora mismo.
   Espera junto a la puerta de la cafetería con la poca paciencia que le queda. Maldice al joven en silencio. Habían quedado a las cuatro y hace quince minutos de eso. Para colmo le pide que le espere fuera. ¡Con el frío que hace en la calle!
-¡Aisha!- Sin tiempo de reaccionar, siente un cuerpo bastante más grande y musculoso sobre ella, dándole un cálido abrazo.- Siento llegar tarde.
-Yo te mato.- Le mira seria.- ¿Tú sabes el frío que hace? ¡Claro que no, porque habrás venido con el coche y yo como una idiota he venido andando desde mi casa!
-¡Te lo pregunté! ¿Y qué me dijiste? ¡Que preferías ir por tu cuenta! No intentes culparme, que no ha colado, bonita.- Albert le remueve el pelo y tras ese gesto, le da un corto beso en la mejilla.- Bueno, pasemos, que quiero comer.
   Los dos jóvenes entran en aquella cafetería en busca de una mesa que puedan ocupar. Por suerte, encuentran una junto al ventanal. El ambiente es cálido y el olor a dulces convierte el local en un lugar acogedor. Se quitan los abrigos y miran la carta intentando decidir qué van a tomar.
-¿Ya saben lo que van a pedir?- Un hombre de mediana edad y con un bigote bastante gracioso, llega hasta la mesa mostrando una sonrisa.
-Tortitas con nata, chocolate y un batido de chocolate.- Sentencia Albert sonriendo.
-Perfecto, ¿y usted, señorita?
-Mm...- La chica de ojos oscuros revisa la cara por última vez.- Lo mismo que él.
-Muy bien.- El camarero se aleja de allí y el joven mira con diversión a su acompañante.
-¿Qué?- Pregunta sonriendo.
-Lo mismo, ¿eh?- El gemelo de pelo oscuro se ríe.- Bueno, cuéntame. ¿Qué te pasaba la otra noche?
-¿A mi?
-Sí, a ti. Cuando quedamos el otro día... Que te dejé en tu casa... Y estabas muy seria... ¿Te acuerdas ya o qué?
-Ah... Eso.- Aisha hace una pequeña pausa antes de hablar.- Cuando estábamos en la tienda de videojuegos y estabas pagando, vi a Nathan pasar con una chica... Digamos que se les veía bastante bien.
-¿Qué? ¿Por qué no me dijiste nada?
-Porque ya sabía lo que me ibas a decir. Que ya sé que soy tonta, que debería olvidarme de él...
-Pero es difícil.- Le interrumpe.- Lo vuestro acabó hace unas semanas, es todo muy reciente. Pero al final, conseguirás rehacer tu vida.
-Albert...
-Espera.- El joven sonríe levemente.- Yo no soy la mejor persona dando consejos, ni soy el más indicado para hablar de relaciones cuando no sé ni qué hacer con mi vida. Pero me importas y me jode saber que por su culpa lo has y lo sigues pasando mal...- Hace una pausa cuando el camarero de antes regresa con todo lo que habían pedido.- Gracias.- Le sonríe y ve cómo se aleja de allí para atender a otras mesas.- Ojalá pudiese hacer algo para que te olvidases de él. Haría cualquier cosa, de verdad.
-Puedes...- La chica le mira por unos segundos.- Puedes hacer varias cosas. La primera, si no te importa... ¿Me das un abrazo?
-Pues claro.- Albert se levanta de su silla y se acerca hasta ella para envolverla entre sus brazos.- Hecho, pide más cosas.
-La segunda... Una tarde jugando a la Play. Más que nada, para la revancha del otro día.
-No vas a ganar ni en sueños.- El joven se ríe.- Pero vale, cuando nos tomemos esto, vamos a mi casa. ¿Algo más?
-No, con eso es suficiente.
   Albert se sienta de nuevo en su silla y sonríe al ver que está mucho más animada.
-Gracias, Albert.
-No las merezco.
-Eres demasiado bueno conmigo, ¿por qué?
   El chico se encoge de hombros. Si ella supiera...
-Bueno, empecemos a comer, que me apetece ganarte hoy también.
-¡Podrías hacer la excepción y dejarme ganar!- Aisha suelta una carcajada. Sabe que aquello va a ser imposible, pero por intentarlo...
-¿Dejarte ganar? ¿Tú sabes lo que implica eso? Mi reputación acabaría por los suelos, nena.
-Pero sólo lo sabría yo.- La chica bebe un poco de batido.- Piénsalo. Tú, yo... Me dejas ganar... Yo estoy contenta... ¿A que suena bien?
   Albert le mira divertido y finalmente accede.
-Que conste que lo hago porque eres tú.



   Nueve y cuarto de la noche. Se pone el abrigo y sale del taller. Por hoy, ha terminado con su turno.
-¡Max! ¡Espera!- Troy eleva la voz, haciendo que se detenga.- Esto es tuyo.
   El joven coge el sobre y curioso, mira a su jefe.
-Pero si ya he cobrado.
-Es la paga de Navidad y bueno, una forma de agradecerte que trabajes estando de vacaciones.
-Sabes que no me importa trabajar en vacaciones o no.- Se encoge de hombros.- Nos vemos la semana que viene, gracias.- El chico de ojos grises sube en la moto y arranca para marcharse de allí.
   En cosa de diez minutos, llega al garaje y deja allí su Ducati. Entra en casa y sonríe al ver que no está solo como otras noches.
-¡Ya he llegado!- Eleva la voz.
-Hola hijo, ¿cómo ha ido el día?- La áspera voz de su abuelo hace que sus ojos se llenen de lágrimas. No esperaba que llegasen tan pronto.
-¡Abuelo!- Le da un cálido abrazo y el hombre le da unas palmadas en la espalda.- ¿No veníais el sábado?
-Queríamos darte una sorpresa. Hijo, qué alto estás.- El hombre también se emociona.
-Max, cariño.- Su abuela sonríe al ver la escena.
-Hola abuela, ¿cómo estás?- El joven le da un abrazo y la mujer le da varios besos en las mejillas.
-Pero mírate, qué guapo estás. Y qué alto.- Sonríe y le vuelve a dar otro beso.- Quítate el abrigo, cámbiate y vamos a cenar.
-De acuerdo.- Asiente con la cabeza y antes de hacer nada, entra en la cocina donde su madre termina de colocar la mesa.- Hola mamá.- Le da un beso en la mejilla y sonríe.- Gracias por la sorpresa.
-No ha sido nada, cielo.
-Por cierto.- Saca el sobre de su abrigo y lo deja sobre la encimera.- La paga de Navidad.
-Hijo, eso es para ti.
-Mamá...
-No. Max llevas meses trabajando y todo lo que ganas me lo estás dando para ayudarme con los gastos que tenemos. Eso es para ti, te lo has ganado.- Dianne sonríe.- Bueno, date prisa, que la carne se enfría.
   El guitarrista coge el sobre y sale de allí para subir las escaleras y entrar en su habitación. Se cambia de ropa y antes de reunirse con su familia, mira el móvil. Tiene varios mensajes del grupo que tiene con todos éstos, de Luke, de Alexy... Y de Rox. Sonríe al leer éste último mensaje.

"Luego me dices que estoy desaparecida, pero tú... ¿Cómo van esas vacaciones?"

   Piensa por unos segundos en si contestar o llamar. Finalmente, opta por la segunda opción y en cuestión de segundos, escucha la voz de la chica.
-¡Hola feo!
-Hola novata, acabo de leer tu mensaje.- Sale de su dormitorio y baja las escaleras para ir a la cocina y cenar con su madre y sus abuelos.- ¿Qué tal por California?
-Hijo, ¿con quién hablas?- Su abuelo le mira curioso.- Que vamos a cenar.
-Con una amiga. No tardo, lo prometo.- Sonríe.
-Si tienes que cenar, llámame más tarde, eh.- Rox le habla al otro lado.
-No te preocupes. Bueno, responde. ¿Cómo te va en California?
-Bien, en familia y sin mucho que hacer.
-¿Es Rox?- Dianne sonríe al ver que su hijo asiente con la cabeza.- ¡Hola Rox! ¡Disfruta de las vacaciones!
-¡Hola Dianne!- La chica eleva la voz.
-Espera, espera.- Max pone el altavoz y se ríe al ver que sus abuelos le miran divertidos.- Ya puedes hablar.
-¡Hola Dianne!
-¿Cómo van esas vacaciones? ¿Ya os habéis reunido todos?
-De momento sólo estamos mis padres, mis abuelos y yo, pero el sábado vendrán los demás. ¿Y vosotros?
-Mis abuelos han venido hoy, la semana que viene vendrán mis tíos y así sucesivamente...- Max es quien responde.- Abuela, puedes saludar, que te veo con ganas.
-Hola bonita, ¿eres la novia de Max?
   Rox se empieza a reír haciendo que el chico se sonroje.
-Son amigos, mamá.- Dianne sonríe divertida.- ¿Verdad?
-Amigos, amigos.- Responde el joven rápidamente.
-Yo a tu edad, ya salía con tu abuela.- El hombre le mira por unos segundos.- Seguro que esa chica no es tu amiga. Nos estás engañando.
-Abuelo, que yo no tengo novia.- El joven quita el altavoz y sale de la cocina para hablar con la chica.- Perdona por la pregunta.
-No te preocupes.- Ella suelta una carcajada.- Qué agradables son, ¿no? ¿Por qué no te pareces a ellos?- Bromea.
-Cada uno es como es. Imagina que todos fuésemos iguales, qué aburrido sería todo... ¿No?
-Sí, sería muy aburrido.- Ambos se ríen.
-¿Sabes? Por aquí se te echa en falta.
-Yo a vosotros también... Y eso que os vi antes de irme.
-Pero eso fue la semana pasada. Oye...- Max se deja caer en el sofá mientras piensa en cómo hacerle una pregunta.- ¿Qué día vuelves?
-El cinco de enero, un día antes de empezar las clases. ¿Por qué me lo preguntas?
-Olvídalo entonces.
-No, dime.
-Pensaba que volvías antes y bueno, quería invitarte al cine. Pero ya se hará en otro momento, novata.
-Cuando quieras, tengo ganas de pasar tiempo contigo...- Se sincera la joven.- Bueno, que tú tendrías que estar cenando, no te entretengas más. Hablamos en otro momento, ¿vale?
-Vale. Buenas noches Olivier, un beso.
-Un beso Max, disfruta de la familia.



   Mira el calendario y suspira. Aunque le encanta pasar tiempo con su familia, también le gustaría estar en Denver. Vuelve a comprobar el día y sonríe levemente al ver que es treinta de diciembre y que en una semana, volverá a casa y podrá ver a sus amigos.
   Su móvil comienza a sonar. Con rapidez, deja lo que estaba haciendo y contesta con voz alegre.
-¡Hola bonita!
-¡Hola preciosa! ¿Qué tal las vacaciones?
-Genial, disfrutando lo poco que queda... ¿Tú cómo lo llevas?
-¡De maravilla! No sabes lo bien que sienta no tener que madrugar...- Nyx se empieza a reír.- Tengo algo que contarte.
-¿Importante?
-¡Muy importante!
-Mm... ¿No sería mejor que me lo contases cuando nos veamos? Solo queda una semana.
-Rox... Es urgente, y además... Espera, ¿una semana? Joder, qué corto se me ha hecho todo. Bueno, que me desvío del tema y es importante. Muy importante.- La rubia hace una pausa antes de contarle todo.- Recuerdas la grabación que les hicimos a los chicos, ¿no?
-Claro.
-Bien. También te acuerdas del locutor de la radio de Denver, ¿a que sí?
-Ajá.
-Pues he hablado con él. Al principio me constó bastante convencerlo de que nos ayudase, pero le puse buena cara y le dije que era por una buena causa.- Se ríe levemente.- En resumen, el día doce de enero a las once, cuando sea nuestro recreo, anunciará el concierto por la radio.
-¿Qué dices? ¿Es una broma?
-¡No! ¡No es ninguna broma!- Nyx eleva la voz emocionada.- ¡Va a se genial! Solo tenemos que hablar con la directora para que pongan la radio y así, a través de los altavoces, podremos escuchar el anuncio.
-¡Eso es genial! ¡Si todo va bien podríamos conseguir que venga más gente al concierto!
-Exacto, ¡va a ser genial! Y a partir de eso, es cuando entramos nosotras... Después de que mi amigo hable sobre el anuncio, seguirán con la programación de siempre... Sólo harán el anuncio del concierto durante algunos días y había pensado que...
-Podríamos poner las canciones que grabamos.- Rox interrumpe a la joven.
-¡Sí! ¿Qué te parece todo?
-¡Me parece perfecto! Ya entiendo por qué no querías esperar...
-Merecía la pena. Además, tenemos que organizarnos. Se van a llevar una gran sorpresa...- Nyx sonríe, aunque su amiga no la pueda ver.
-Pero una cosa... Te recuerdo que grabamos varias canciones, creo que con que pongamos dos o tres, será suficiente.
-Es verdad... Podríamos poner las que compusieron ellos. "Dial", "Sorry"...
-Sí, esas estarían bien. Estoy pensando...- Rox lo medita durante unos segundos antes de decirle nada a su amiga.- Si hablamos con la directora, podríamos conseguir que nos dejase poner la canciones durante un par de semanas. La gente las conocería y en el concierto, tal vez, se animen aún más.
-¡Me gusta cómo piensas!- Ambas se ríen.- Bueno Rox, tengo que dejarte. He quedado con Alexy para comprarle un regalo a Max. No te olvides, su cumpleaños es el mes que viene.
-¿El mes que viene?
-¡Claro! ¡El veinte de enero, tonta! Ya hablaremos contigo, porque le vamos ha hacer una fiesta, en fin... ¡Hablamos más tarde! ¡Muchos besos!
-¡Besos!- La llamada finaliza y Rox mira la pantalla pensativa.
   El cumpleaños de Max se acerca... Debería pensar en algo para regalarle pero, ¿el qué?



   Recorren toda la tienda en busca de las cosas que aparecen en aquella lista. Se detiene frente a una de las estanterías y coge uno de los paquetes de colores que hay allí.
-¿Qué nos queda por coger?- Rosalya mira a su novio y a la pareja que ha ido con ellos.
-A ver...- David mira la cesta que lleva en la mano.- Globos, serpentinas, confeti, la guirnalda de "feliz cumpleaños"... Creo que lo llevamos todo.
-¿Le compramos una corona?- Dinna se empieza a reír al ver la cara de Luke.
-Pero tú te crees que Max... ¿Se pondría una corona?
-Oye, por hacer la gracia...
-Ya, bueno. Reír, nos reiríamos un rato.- El castaño de ojos marrones sonríe divertido.- Ya está todo, ¿no?
-¡Si!- Rosalya mira la lista de cosas que tenía apuntadas en su móvil.- Bueno, no. Esperad.- La joven acelera el paso y camina hacia la zona de papelería. Mira las cartulinas y coge dos de ellas en color blanco y de gran tamaño. Tras hacer eso, coge un paquete de rotuladores permanentes y un bote de pegamento.- Ahora sí, lo llevamos todo.- Cargada con aquello, regresa al lugar donde dejó a sus tres acompañantes.
-¿Qué haces con eso?- Luke le mira curioso.
-He pensado, ¿y si pegamos varias fotos que tengamos con él y ponemos algunas dedicatorias? Vale, a lo mejor suena muy ñoño...
-A mi me gusta la idea.- El novio de la joven sonríe.- ¿A vosotros?
-A mi también me gusta la idea.- Dinna asiente con la cabeza.
-Bueno, pues ya lo llevamos todo.- David camina hacia la caja de la tienda para pagar.
   Unos minutos después, salen de allí y caminan hacia el coche de Luke. Lo guardan todo en el maletero y montan en el vehículo.
-El tema de la comida y demás... ¿Cómo lo hacemos?- La pelirroja les mira a todos desde la parte trasera del coche.
-Podemos comprar varias pizzas, bebida, algo de picar... Lo típico, ¿no?- Luke sale de aquella plaza de garaje y conduce por el centro de la ciudad.
-Sí... Una duda, ¿a Max le gustan las tartas?- Pregunta curiosa.
-Claro, es un jodido gocho.- David se ríe.- Le encantan los dulces.
-Le podríamos hacer un pastel o algo.
-¡Yo te ayudo!- Rosalya mira a su amiga.- Podría ser de chocolate.
-Cómo sabía que lo dirías...- Luke mira de reojo a su novia con una sonrisa.- Dices de Max, pero aquí la señorita... Tiene un vicio con el chocolate que... Cuidado.
-No es la única.- Dinna sonríe.- Creo que a todos nos gusta el chocolate, pero lo preguntaremos por si acaso.
-Perfecto.- David también sonríe.- Lo hacemos en el local, ¿no?
-Claro. Pero habrá que evitar que no vaya, al menos durante un par de días para que podamos organizarlo todo.- Luke se detiene en un semáforo.- Pero de eso, me encargo yo.

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