domingo, 26 de junio de 2016

Capítulo 44.

   El concierto acabó hace una hora y desde entonces, el grupo de amigos juntos a sus familiares permanecen tras el escenario hablando.
-De verdad, ha salido genial.- El padre de los gemelos les felicita.- No pensé que un concierto organizado por gente tan joven fuese a salir así bien.
-Gracias papá.- Ironiza Alexy.
-Tu padre tiene toda la razón.- La madre de Luke se ríe.- Habéis trabajado mucho.
-De no ser por la novata, no lo hubiésemos hecho. Fue su idea.- Albert mira a su mejor amiga.
-Y dale con la novata. Que ya llevo unos meses con vosotros.- Rox les hace reír.
-Pues tu novio te llama así y no le dices nada...
-Aunque me lo diga, se lo seguiría llamando.- Max responde con naturalidad.
-Bueno, ¿salimos a celebrar que todo ha salido bien?- Nyx les dedica una sonrisa.
-Espera...- El guitarrista mira dentro de su cartera.- Tengo dinero, vamos de celebración.
-Max...- Su madre le mira seriamente.- No les harás cargar contigo, ¿verdad?
   El silencio responde por él.
-Yo no pienso cargar contigo hasta el coche.- Rox alza las manos para desentenderse del asunto.- Que luego acabas diciendo que estás gordo y que eres un globo.
   Luke se empieza a reír con tantas ganas, que al final acaba en el suelo.
-Tú no te rías, que luego te toca llevarle.- Aisha se muere el labio intentando contener una sonrisa.
-Vaya guitarrista, eres igual que tu padre.- Su abuelo se empieza a reír.
-¡Que no soy el único!- El joven señala al gemelo de pelo oscuro.
-Venga, que yo prometo no beber.- Albert, que intenta quedar bien frente a los adultos, lo dice con toda la seriedad que puede.
   Sus amigos, que le conocen tan bien, dan por seguro que las palabras se las lleva el viento y que al igual que Max, acabarán cargando con él.
-¿Y adónde queréis ir?- La madre de Aisha les mira curiosa.
-Mm... ¿Blow?- Rosalya propone con una sonrisa.- Llevamos mucho sin pasar por allí.
-¡Pues al Blow! Los viernes hay mesas libres de billar, ¿no?- Rox se sonroja al ver que que todos niegan con la cabeza desesperados.- Que no juego tan mal...
-La última vez por poco no me das en la cara con la bola blanca.- David le da una palmada en el hombro.- Así que para ti, no hay billar.
-¡Pero eso no es justo!
-Hay tantas cosas que no lo son...- Dinna suelta una carcajada.- No pongas esa cara, si sabes que te acabarán dejando jugar.
-Tú insiste, que seguro que lo consigues.- El hermano mayor de Rosalya, Mark, les sonríe a todos.
-Bueno chicos, si tenéis intención de salir no perdáis más el tiempo aquí.- El padre de Rox les anima.
-Dylan, ¿te vienes?- Nyx mira al hermano de su amiga.
   El chico comprueba la hora en su móvil. Le quedan un par de horas antes de tener que volver al centro.
-Sí, claro.- El pelirrojo sonríe.- Alguien debe vigilar lo que hacéis.
-Ah, qué bien.- La chica empieza a recoger sus cosas.- Mira papá, ya no tienes que preocuparte por mi.
-Lo haré igualmente... Siempre que sales acabas con resaca.
-Esta vez no. Tengo que conducir.
-Que si no conduces tú, me tocará hacerlo a mí.- Aisha mira a la rubia con diversión.
-Claro, ¿y luego cómo te vas hasta tu casa? ¿Piensas llevarte mi coche?
-Si la dejáis, puede quedarse esta noche en nuestra casa.- El padre de Nyx mira a los padres de la chica.
-No hay problema.- El hombre sonríe amable.
-Bien. Marco, ¿te vienes con nosotros?- Aisha mira a su hermano mayor, que hablaba con Dylan.
-Iré con unos amigos a cenar, pero a lo mejor me paso más tarde.
-Avísame con lo que sea.
-Descuida. Bueno, id ya. Que no hacéis nada más que hablar...- El chico sonríe.- Arrivederci...
-¡Arrivederci!- La joven agita la mano a medida que camina hacia la salida.- ¿Qué ocurre?- La mirada de Albert sobre ella le hace preguntar.
-Es que tienes un acento tan bonito...
   Alexy y Nyx intercambian una mirada de complicidad antes de gritar:
-¡Traed las velas!
-Seréis idiotas...- Avergonzado, el gemelo de pelo oscuro se pone el abrigo y abre la puerta trasera del auditorio.



   Guiándose de las explicaciones que le da el chico, golpea la bola con delicadeza. Como bien le dijo Dinna, han accedido a dejarla jugar.
-¡Lo he conseguido!- Rox da saltos de la emoción.- Gracias por la paciencia.- Mira a Dylan, que sonríe desde su sitio.
-No hay de qué.
-¿Ves cómo no es tan complicado golpear la bola sin necesidad de matar a alguien?- Max le da un abrazo.- Esa es mi chica.
-Mira que sois imbéciles, ¿queréis dejarme en paz?
-Mm...- Alexy lo piensa durante algunos segundos.- No.
-Voy a por una cerveza, ¿alguien quiere algo?- Nyx se levanta de su silla.
-Otra para mi.- Luke alza su botella vacía.
-Yo quiero otra.- David, que juega al billar, mira a su amiga.
-Ahora vuelvo...- La rubia se abre paso entre la multitud para ir hasta la barra.
   Al llegar, se fija en la cantidad de gente que hay hoy en el Blow. Intenta llamar la atención de alguno de los camareros, pero no tiene mucho éxito. Vuelve a intentarlo una segunda vez y nada.
-Perdona, ¿nos pones cinco cervezas?- La voz de Dylan a su espalda hace que sonría.
-Gracias, me estaba cansando de ser ignorada.
-No me extraña que lo seas, ¿has visto lo bajita que eres?
-¿Qué has dicho?- Divertida, se fija en él.
-Mírate. Pero si te llevo más de una cabeza y media.- Con total confianza, apoya su brazo sobre la cabeza de la joven.- Qué cómoda eres.
-Tendrás morro.- Le da un manotazo para librarse de él.
-Mucho.- Dylan coge algunos de los botellines de cerveza y junto a la chica, regresa por donde han venido.- Me agobia estar aquí, creo que voy a salir un poco.
-¿Te encuentras bien?
-Sinceramente no, pero no te preocupes.- Al llegar a la mesa donde están los demás, dejan las cervezas.- Dinna, salgo un momento.- El pelirrojo mira a su hermana. Ella mejor que nadie, sabe lo que ronda por su cabeza.
-De acuerdo...- La chica asiente con un gesto.
   Nyx, al ver la complicidad entre ambos sabe que algo no va bien. Por eso, no duda en ir tras el chico y salir del Blow.
-No era necesario que vinieses, Nyx.
-Me has preocupado...
-Un poco de aire no me sentará mal.- El chico camina hacia un banco cercano y se sienta.
   La chica le imita y durante algunos minutos, ninguno de los dos dice nada.
-Algo no va bien, ¿verdad?
-Supongo que mi hermana te habrá contado cómo voy con la desintoxicación, ¿verdad?
-No mucho. Sabemos que es un tema delicado e intentamos no mencionarlo...
-Bueno.- Se encoge de hombros antes de hablar.- Estoy mejorando poco a poco. Hace mucho tiempo que no salgo de fiesta y si te soy sincero, de vez en cuando tengo ganas de beber, de fumar... En fin. Creo que si sigo estando dentro acabaré perjudicado.
-No tiene por qué.- La joven le mira.- Hay que tener mucha fuerza de voluntad para no caer de nuevo, Dylan. Y tú la tienes.
   Al ver que él no responde, Nyx continúa hablando.
-Si lo estás consiguiendo ha sido porque tú has querido poner remedio. Estoy segura de que lo vas a conseguir.
   Las palabras, la confianza con la que habla y el tono tan tranquilo que utiliza ella, hacen que el chico sonría de lado.
-Alguna vez te dije que, de todas las amigas de mi hermana... ¿Tú eras la que más me llamaba la atención?- Divertido, puede ver cómo las mejillas de Nyx se vuelven rojas.- Siempre has tenido una fuerte personalidad y realmente, eso es algo que me llama la atención de ti.
-Siempre he sido así.
-Lo sé.- El chico se pone de pie.- Puedes reírte si quieres pero... Si no hubiese acabado metido en todo esto, habría intentado tener algo contigo.
-Y habría salido bien.- La chica le imita y se levanta del banco.- De hecho, si quisieras, se podría intentar.
   El pelirrojo no esperaba una respuesta como aquella. Ninguno de los dos dice nada y caminan de vuelta al Blow. A punto de entrar Dylan coge a Nyx de la mano haciendo que le mire.
-Tal vez no sea el momento... Pero cuando todo esto se acabe, estaré dispuesto a intentarlo.
   Los castaños ojos de la chica se iluminan al escuchar eso. Algo le dice que el joven está siendo sincero y aunque sabe que la espera será larga, está convencida de que al final todo saldrá bien.



   La cabeza le duele tanto que apenas puede reincorporarse de la cama. Sin saber cómo, consigue encontrar el móvil en el escritorio y comprobar que son las tres y media de la tarde. Sábado de resaca, estaba claro.
-Mm... Que tengo frío...- Una voz a su espalda le hace sobresaltarse.
   Se gira y comprueba que Dinna intenta taparse con el edredón. Sonríe al ver que no ha hecho ninguna tontería con otra persona y se acomoda de nuevo en su cama.
-Son las tres y media de la tarde.- Anuncia con voz ronca.
-¿Y a mí qué?- Murmura sin ganas.- Quiero dormir.
-Nena, deberíamos comer o algo.
-No tengo hambre.
-Dinna...
-Joder, David. Qué pesado eres.- Gruñe antes de dar media vuelta y mirarle.- ¿No te duele la cabeza?- Al ver que asiente, sigue hablando.- Pues duerme. Y así se te pasa.
-Quiero comer.
-Pues ve a la cocina. Por cierto, tuve que llamar al timbre porque la llave estaba por dentro y no pude abrir. Tu padre te vio borracho y dijo que no tenías remedio.
-Pocas veces me habrá visto así... Venga, vente a comer conmigo.
-¿Y no te sirve con comerm...?- A punto de decir una barbaridad, se calla.
-¡Dinna!- David se empieza a reír con ganas, hasta que el dolor de cabeza se hace notar.
-¿Qué? ¡Anoche me dejaste a medias!- La pelirroja le da cortos besos por el cuello.- Venga, uno de buenos días...
-Querrás decir de buenas tardes.
-¿Importa eso?
   Divertido, el chico le da un cálido beso antes de reincorporarse. Ella por su parte le insulta desde la cama.
   El batería camina hacia la puerta, camina por el pasillo y después entra en el baño, donde su padre está terminando de lavarse los dientes.
-Si se ha despertado el bello durmiente.- Ironiza el hombre con diversión.- ¿Cómo va la resaca?
-Oh, genial.
-Menos mal que Dinna es responsable... Pobre chica, lo que tiene que soportar.
-¿A que sí?- La pelirroja se asoma por la puerta.
-¡Que estoy meando!- David la reprende.
-No te irás a avergonzar ahora...- Ella se ríe.- Si tus padres ya saben que nos acostamos juntos. ¡Son casi tres años de relación!
-Siempre con protección, ¿verdad?- El padre del joven les mira serio.
-Papá, no tengo intención de darte nietos todavía. Dinna, ¿puedes salir?
-Vale, ya me voy...
   Una vez que la bajista se ha ido, termina de hacer sus necesidades y se lava las manos antes de salir del baño, al igual que su padre. Ambos bajan las escaleras y entran en la cocina donde Dinna y su madre mantienen una alegre conversación sobre el concierto de anoche.
-Buenos días cariño, te he dejado una aspirina sobre la mesa.- La mujer le da un beso en la mejilla.- Podéis haceros una pizza. Nosotros nos vamos a ir en un rato.
-¿Os vais?
-Sí, hemos quedado con los tíos.
-Saludadles de mi parte.- El chico abre la nevera.
-Lo haremos...- Sus padres salen de la cocina dejando a la pareja sola.
-Entonces, ¿una pizza?
-Por mi vale.- Dinna se acomoda en una de las sillas.- ¿Pasamos el día juntos?
-Esa era la intención, ¿no?
-Supongo.- Sonríe de lado.- Voy a por mi móvil, ¿te traigo el tuyo?
-Por favor.
   A punto de salir de la cocina, David detiene a su novia. Decidido, le planta un largo y morboso beso que ella no se esperaba.
-Creo que te debo algo, ¿no?
   La pelirroja asiente repetidamente con la cabeza.
-Sabes que te lo voy a cobrar cuando estemos solos, ¿verdad?
-Ya contaba con ello.- El joven se muerde el labio.
   Divertida, la chica abandona la cocina sabiendo que va a pasar una buena tarde.

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