martes, 21 de abril de 2015

Capítulo 6.

   Entra en la cocina y mira a su madre, que está sentada en una de las sillas que hay allí. Coge las llaves que están sobre la encimera y se sienta junto a ella.
-¿Hablaste con los abuelos?- Pregunta esperanzado.
-Sí.- La mujer esboza una ligera sonrisa.- Nos dejarán el dinero, cielo.
-Mamá...- Hace una pausa.- Hablé con David ayer y bueno, voy ahora al taller de su primo... Con un poco de suerte, podría conseguir trabajo.
-Max, lo hemos hablados cientos de veces. Acaba tus estudios y después si quieres, trabajas...
-Pero necesitamos el dinero...- El moreno de ojos grises suspira.- Sé que siempre te has encargado de todo, y creo que ya es hora de que te ayude.
   Su madre se queda callada. Sus ojos se cristalizan y Max la abraza intentando consolarla. Odia verla así.
-Déjame trabajar, por favor.
-Cielo... Haz lo que quieras.- Ella acaba sonriendo.- Eres tan testarudo como tu padre.
-Eso es bueno, ¿verdad?
-Pues claro.
   El joven sonríe y se pone de pie. Se despide y sale de su casa. Llega hasta su moto y arranca para emprender el camino hasta el taller mecánico donde ha quedado con David y el primo de éste.
   Realmente está nervioso. Necesita ese trabajo, necesita ayudar a su madre.
   En apenas unos minutos, estaciona la moto y baja de ella. David se acerca a él y le saluda dándole una palmada en el hombro. Él se la devuelve y juntos, caminan hacia el interior de aquel taller mecánico.
-Troy, te presento a Max Williams.
-Encantado. David me ha contado muchas cosas de ti.- Estrechan la mano y el chico sonríe. No pensó que el primo de su amigo fuese tan joven. Apenas se llevarán dos o tres años.- Y bien, ¿entiendes algo sobre mecánica?
-La duda ofende.- Suelta una carcajada.
-Bueno... Eso tengo que verlo entonces.- Troy sonríe divertido.- Estaba arreglando el sistema de frenos de un coche, ¿crees que puedes ayudarme?
-Sí, claro.- Max se quita la chaqueta de cuero y se remanga. Se acerca hasta el coche y observa con detenimiento durante unos segundos. Hace una mueca y mira al dueño de aquel taller.- Fuga del líquido de frenos...
-Exacto.- Troy asiente con la cabeza.
-Hay que reconstruir las mordazas de freno.
-Eso ya está hecho.
-Pues entonces... Hay que reemplazar los cilindros de rueda.
-¿Sabes cómo hacerlo o necesitas ayuda?
-Déjale. Sabe lo que hace.- David sonríe orgulloso de su amigo.
   Max se ríe divertido y coge una llave inglesa que hay junto al vehículo. Manos a la obra...



   Cierra el libro y deja escapar un suspiro de cansancio. Por hoy ha sido suficiente. Se tumba en su cama con el móvil en una mano y con los auriculares en la otra. No tiene tiempo de conectarlos cuando su móvil comienza a sonar, mira la pantalla pero no conoce el número. Responde con inseguridad.
-¿Quién es?
-Hola Rox, soy Brandon.
-Ay, ¡hola!
-Perdona que te moleste, le pedí tu número a Rosalya, espero que no te importe...
-No tranquilo, ¿ocurre algo?
-En realidad no, simplemente llamaba para hablar un rato, ¿estás muy ocupada?
   Sonríe inconscientemente.
-No, tranquilo. Acabo de dejar el libro de Historia, me pillas en buen momento.
-Me alegro, jajajajaja. ¿Puedes salir un rato?
-¿Ahora?- Pregunta mirando la hora en el reloj del escritorio.
-Sí... Si puedes claro.
-Eh...- Se mira por un momento. Lleva la ropa de andar por casa, y no es plan de salir con esas pintas.- Si me dejas media hora para arreglarme, mejor.
-De acuerdo. ¿Te queda cerca el café que hay en la calle principal?
-Sí, me viene bien.
-De acuerdo, te veo ahora. Hasta luego.- Aunque no le esté viendo, puede notar que Brandon está sonriendo, pero para qué engañarse, ella también sonríe.
   Se levanta de la cama y se dirige hacia el armario. Lo abre y saca unos vaqueros y la primera camiseta que encuentra por ahí. No tiene mucho tiempo y menos aún, cuando pretende darse una rápida ducha.
   A punto de salir de su habitación, su móvil vuelve a sonar. Resopla y contesta mientras que camina hacia el cuarto de baño.
-¿Sí?
-¿Te ha llamado?- Dos voces preguntan al otro lado de la línea. Mira la pantalla y comprueba que es Rosalya quien ha llamado.- ¡Queremos detalles!
-¿Alexy?- Pregunta un tanto perdida.
-¡Sí, soy yo!- Responde el chico riendo.- Bueno, cuenta.
-Mm... He quedado con él en media hora.
   Rosalya comienza a hablar en gritos y no consigue entender nada, pero comprende que su amiga se ha emocionado. Se empieza a reír escandalosa y pone el manos libres mientras que prepara toda la bañera.
-¿Y qué te vas a poner?- Alexy pregunta curioso.
-Unos vaqueros, una camiseta de color azul y supongo que iré con las Vans... Ah, y una chaqueta.
-¡Mal, muy mal!- Responde su amiga al otro lado.- ¡Para una primera cita no debes ir con ropa de diario!
-¿Primera cita?- El joven se empieza a reír.- Rox, ni caso.
-¡Rox, exijo que te pongas otra cosa!
-Mm... Creo que la que va a salir soy yo. Y creo que no es un cita, sólo hemos quedado para tomar algo, nada más...
-¡Una cita en toda regla!- Sentencia la castaña tras la línea.
-Oye, que si hay beso, me cuentas los detalles...- Alexy utiliza un tono divertido.
-Alexy, no creo que sea tu tipo...- Responde Rosalya.
-Oye, ¿y si es gay y aún no ha salido del armario? Que lo mismo ha quedado con ella por quedar y ya está. ¡Yo solo lo digo!
-Que no, que no es gay, ya te lo digo yo...
-Esto... Chicos... Que me tengo que duchar y a este paso llego tarde...- Rox interrumpe la tonta discusión que mantienen sus dos amigos.- Ya os contaré, ¿vale? ¡Besos!
-¡Besos! ¡Dale uno de mi parte!- Alexy se empieza a reír y ella no puede evitar sonreír divertida.
   Finalmente, cuelga y niega con la cabeza. Son la normalidad en persona, vaya.
   Entra en la ducha y en apenas cinco minutos, sale de nuevo para comenzar a arreglarse. Y, aunque no sabe por qué, siente ciertos nervios que no la dejan tranquila.



    Como todos los sábados, ocupan las mismas mesas de siempre del Blow, aunque esta vez añaden alguna silla más.
-¿Quién quiere cerveza?- Luke mira a todos los presentes.
   Como era de esperar, Max, Albert y David son los únicos que levantan la mano.
-Vale, ahora vengo.- El chico se marcha hacia la barra de aquel antro.
-Bueno, en cuanto a lo tuyo.- Dinna mira a Rox divertida.- ¿Hubo beso o algo?
-No, sólo me acompañó a casa.
-Eso significa que quiere ir despacio. Más le vale.- David se cruza de brazos y su amiga le da un golpe en el hombro.
-Has sonado muy protector.
-Esa era la intención.
-Si no te ha besado, es un calzonazos y punto.- Max y Albert se ríen.- ¿Qué clase de tío es?
-Uno que se toma las cosas con calma.- La morena de ojos verdes niega con la cabeza.- ¿Sabes Max? No todos los tíos tienen la intención de liarse con la primera que se cruza en su camino.
-Me voy a callar...- El joven se sigue riendo.- Joder, ¿y Luke?
-Iré a ayudarle, ahora vengo.- Rosalya se pone en pie y camina hasta llegar a la barra que está llena de gente.
   Consigue localizar a Luke y se acerca hasta él. El chico al verla, sonríe y la abraza por los hombros.
-¿Sabes una cosa?- Pregunta divertido.
-Dime...
-Hoy estás especialmente guapa.
-Luke, ¿ya has bebido?.- Responde ella riendo.
-No, no. Te lo digo de verdad. Estás muy guapa.
-¡Luke! ¡Tus cervezas!- Un camarero le tiende varios botellines.
   El chico coge dos de ellos mientras que Rosalya coge los otros dos restantes. Regresan a la mesa junto con los demás, que han cambiado de tema y este se centra en Albert.
-Pero tío, si no hablas con ella, no vas a poder saberlo.- David le da unas palmadas en la espalda.
-¿Qué ocurre?- Luke pregunta curioso.
-¿Recuerdas a la chica nueva que llegó hace unos días?
-Sí.
-Bien, pues aquí a nuestro amigo, le parece guapa y bueno, digamos que la quiere conocer. Pero no se atreve a decirle nada.- Max sonríe.- Y le estamos animando a que lo haga.
-La chica es mona, en la próxima clase de Música podrías hablar con ella.- Luke les da la razón.- Vale que no esté en nuestra clase, pero por lo menos coincides en alguna con ella.
-Y dale... ¿Podemos cambiar de tema?- El gemelo de pelo oscuro se encoge en su silla.
-Mejor, vamos a dejarle tranquilo.- Alexy sonríe.- ¡Rox, vamos a bailar!
-¡Vamos!- La joven no opone resistencia y junto al chico, se unen a la gente que baila por allí.
   Los demás miran la escena entretenidos, hasta que sin esperarlo, ven que Luke se pone de pie.
-Rosa, ¿bailas?
-¿Yo?- La chica se sonroja.- Eh...
   Max suelta una carcajada y eso hace que su cara se convierta en un tomate.
-¡Vamos Rosalya!- Dinna sonríe.
   La castaña asiente con la cabeza y se pone en pie. Caminan un par de metros y empiezan a moverse al compás de la música que suena en ese momento.
   La tarde de sábado está siendo muy interesante...

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