sábado, 25 de julio de 2015

Capítulo 13.

   Sigue con la tarea de pintarse las uñas mientras tararea una melodía que sale por la radio. Lleva más de media hora con esto, pero tienen que quedar en perfectas condiciones.
   La puerta de su habitación se abre y la que ahora es su mejor amiga, entra con una gran sonrisa.
-¿Cómo has entrado?
-Me ha abierto tu padre...- Responde obvia.- ¿Piensas que soy capaz de colarme en tu casa?
-Yo que sé.- Rosalya se empieza a reír.- Anda, cierra la puerta y ven aquí.- Le da golpes al colchón y la joven obedece. Ocupa un sitio frente a ella y deja su bolso a un lado de la cama.- ¿Qué es eso tan importante que tienes que contarme?
-Me ha llamado Brandon hace unas horas... Me ha preguntado si quería ir con él hoy al cine.
-Espera, espera, espera. Brandon Lewis. El delegado de clase. El buenorro de los ojos verdes. ¡Joder!
-Sí, ese Brandon... Le he dicho que luego le llamaba y le confirmaba.
-¿Pero eres tonta o qué te pasa? ¿Por qué no le has dicho que sí?
-Porque antes de que él me llamara, lo hizo Max. Me pidió ayuda con Historia y Literatura...- Resopla y se pasa las manos por la cara.- Si te digo la verdad, me gustaría pasar algo de tiempo con Max.
-Rox... ¿Me puedes decir qué narices hay entre vosotros?
-No hay nada. Te lo aseguro.- Afirma con sinceridad.- Pero por otra parte no me gustaría pasar el sábado frente a unos libros.
-Uh... Pero, ¿ya le has dicho a Max que le ayudarías?
-Sí, bueno... Y me sentiría muy mal si no le ayudo y me voy con Brandon. Pero entiende que no quiera pasar el sábado estudiando.
   Rosalya deja el pintauñas de color azul sobre su mesa de noche y coge su móvil. Marca un número y espera a que alguien responda al otro lado de la línea. Rox no entiende nada, hasta que su amiga menciona el nombre de la otra persona.
-Alexy una duda rápida.- Pone el altavoz dejando que la joven pueda escuchar la conversación.
-Dime.
-Si tuvieses que elegir entre estudiar con Max y salir con Brandon... ¿Qué harías? Piensa como Rox por un momento.
-¡No jodas! ¡Max, Max! ¡Yo me quedaba con Max!
-¿Te gusta Max?- Rox pregunta elevando la voz.
-¡Qué dices! ¡Es como mi hermano tía! Le aprecio demasiado.
-Rox, ¿ya lo tienes claro?- La castaña mira a la joven que suspira.- Vale que Brandon sea un buen partido, porque todo hay que admitirlo... Es guapo, saca buenas notas, es el delegado y encima te pide salir con él.
-Lo estás arreglando, joder.- Alexy se ríe al otro lado de la línea.
-¡No me has dejado acabar!- La chica resopla.- Pero Max también es un partidazo...
-Exacto.- Secunda el rubio al otro lado de la línea.
-Es difícil tratar con él, pero le conoces de más tiempo, está como un tren pero no se lo digáis a Luke, y quieras o no, tienes que admitir que esos piques que tenéis... Significan algo en el fondo.
-No significan nada, pesada.- Insiste.
-Sí claro... Seguro.
-Bueno, quedo con Max y ya está, ¿no?
-¡Sí!- Sus dos amigos responden casi al unísono y eso la hace sonreír.
-Sabes que al final, no estudiaréis una mierda.- El rubio responde obvio al otro lado.- Se distraerá y tú harás lo mismo.
-Yo que sé. Bueno, pues me voy a casa, que tengo que comer y me tengo que preparar.- Rox se levanta de la cama de su amiga y coge su bolso dispuesta a marcharse ya.
-¿En tu casa o en la suya?- Pregunta Rosalya curiosa.
-En la suya.
-¡Usad protección!
-Mira que eres imbécil, Alexy.- Y riendo, sale de la habitación de su amiga.



   Termina de mirarse en el espejo dando el visto bueno a lo que ve. Por una vez no perderá tiempo en estar listo. Sale de su habitación y llama a la puerta que hay frente a la suya.
-¡Adelante!
   Gira el pomo y abre. Niega con la cabeza al ver aquel panorama, que como siempre, es el mismo.
-¿Te vienes a dar una vuelta?
-¿Ahora? ¡Estoy en mitad de una partida muy importante!- Albert pulsa otro de los botones del mando y sigue concentrado en la pantalla.
-¿De verdad piensas pasar el sábado de esta forma? ¡No me jodas!
-¡Pero es que es importante!
-Qué pena, tío.- Alexy suspira.- Bueno, yo me voy. Si al final decides salir de la cueva, me llamas al móvil.
-Sí, sí.- Su hermano asiente sin prestarle mucha atención y él sale del dormitorio.
   Ten hermanos para este tipo de cosas. Desciende las escaleras y camina hasta el salón para despedirse de sus padres. Como era de esperar, cada uno está a lo suyo. Su padre viendo la televisión y su madre leyendo una de las muchas revistas de cotilleo que suele comprar.
-Me voy a dar una vuelta.- Anuncia sonriendo.
-Vale hijo, ¿te llevas el coche?- Su padre le mira curioso.
-Sí, voy con el coche.
-¿Con quién vas?- Su madre deja de leer para poder hablar con él.
-Solo.
-¿No va tu hermano?
-¿Albert? Mamá, como si no le conocieras. Si está pegado al mando de la Play.
-Bueno, bueno.- La mujer se encoge de hombros.- Ten cuidado, ¿te esperamos para cenar?
-No creo, de todas formas os llamo.
-Vale.- Su padre asiente con la cabeza.- A ver qué haces por ahí.
-Papá...- Se empieza a reír.- Bueno, me voy. Hasta luego. ¡Os quiero!
-Y nosotros a ti.
   Coge las llaves que están en la entrada y sale de su casa. Camina hasta el coche que está aparcado a escasos metros y abre la puerta del conductor. Arranca y conduce sin saber qué hacer. La intención era salir de casa, pero no sabe a qué lugar ir. Para en un semáforo y piensa por unos segundos. Una pequeña sonrisa asoma su rostro. Ya lo ha decidido.
   Enciende la radio y tararea la canción que suena en ese momento. Sale de Denver y se fija en uno de los carteles. Westminster será su próxima parada.
   Apenas hay tráfico y en apenas veinte minutos ha llegado a su destino. Aparca el coche en una plaza libre y sale de él. Se asegura de dejarlo cerrado y camina hasta la entrada de aquel local que tantas veces a frecuentado.
-¡Alexy! ¡Cuánto tiempo chaval!- El portero le saluda con un apretón de manos y una gran sonrisa.
-Hola Diego, ¿hay mucha gente?
-Bastante. Es sábado, ¿qué esperabas?- Se ríe al escuchar eso.- Anda, pasa, pasa.
   El rubio asiente con la cabeza y entra. La música alta retumba en sus oídos, pero eso no le importa. De tantas veces que ha estado allí, ya se ha acostumbrado.
-¡Alexy!- Un chico se acerca hasta él y le da dos besos.- ¿Por qué no has venido antes? ¿Te parece normal no venir en dos meses?
-¡No exageres! ¡Vine el mes pasado! Y tengo excusa, estoy de exámenes.
-Bueno, bueno... Entonces te perdono.- El joven se ríe.
-¿Quiénes estáis?
-Los de siempre y unos chicos nuevos...- Responde divertido.
-Verás... ¿A quién no me tengo que acercar, Brad? Porque esa sonrisa...
-A Cameron Britt.
-Bueno, bueno. ¿Vamos?
   Brad asiente con la cabeza y le lleva hasta uno de los reservados, como siempre. Desde que frecuenta este sitio, siempre anda por esa zona.
-¡Mirad quién ha venido!- Anuncia Brad con una bonita sonrisa.
-¿Dónde te metes? ¡Hace mucho que no te vemos!- Los chicos se acercan a saludarle emocionados.
-Me alegro de veros.- Sonríe.- Hola, soy Alexy Monroe.
-Cameron Britt.- Mira de reojo a Brad y sonríe.- Él es Jacob Stone y él es Elliot Wood.
-Encantado.- Les saluda con un apretón de manos.- Bueno qué, ¿alguno se anima a bailar?
-¡Me apunto! ¿Vienes Cameron?- Brad mira al chico sonriendo.
-Claro, vamos.- Los dos chicos desaparecen de allí en cuestión de segundos.
-¿Se anima alguien más? ¡No me iréis a dejar solo con ellos!
-¡Si a ti se te da genial conocer gente!- Uno de sus amigos le da unas palmadas en la espalda.
-Saca a Elliot. Es un poco cortado.- Jacob mira a su amigo y éste niega con la cabeza.- ¿Ves? Es muy cortado.
-Si no quieres bailar, podemos ir a por algo de beber, eh...- Alexy se fija en él. Cabello castaño, ojos marrones, espalda ancha... Más o menos son la misma altura. El chico no está mal, pero si es tan vergonzoso, no le interesa mucho.
-Bueno... Vale.- Se encoge de hombros.
   Caminan hacia la barra y esperan a ser atendidos.
-¿Es la primera vez que vienes?- Pregunta Alexy intentando evitar que no se sienta incómodo.
-Sí.- Admite con una pequeña sonrisa.
-Pero... ¿Por que no sabías de este sitio o por otra cosa? Si no es mucho preguntar.
-Digamos que por ambas cosas.- Elliot suelta una leve risa.- ¿Y tú? Veo que vienes con frecuencia... ¿Desde cuándo?
-Llevo viniendo cerca de dos años. Fue idea de mi mejor amiga, y aquí estoy.
-¿Tu mejor amiga te trajo aquí?
-Oh, sí. Rosalya estaba empeñada en que tenía que conocer gente. Y el sitio más cercano a Denver, era este.
-¿Eres de Denver?- Pregunta sorprendido.
-Sí, ¿por qué?
-Yo también soy de allí.
-¿En serio? No me suenas de nada...- Alexy sonríe al ver que el chico empieza a soltarse más.
   Una camarera les atiende y ellos siguen hablando mientras se toman lo que han pedido en la barra. La conversación se anima bastante y eso les da oportunidad de conocerse un poco más.



   El timbre de la casa suena y eso le despierta de su siesta. Se levanta y abre la puerta encontrando a su novia allí plantada. Deja que entre y le da un cálido beso en los labios.
-¿No decías que llegabas a las ocho y media?
-Luke, son las ocho y media.
   El castaño se fija en el reloj de la pared. Bueno, se ha despistado un poco, pero no pasa nada.
-Lo mismo me matas o algo pero...
-Se te ha pasado la hora y no has puesto la pizza en el horno. Como si no te conociera...- Rosalya se quita el abrigo y lo deja en el salón junto con el bolso.- Eres un desastre.
-Yo lo admito...
-No te queda otra.- La joven se empieza a reír.- Anda, pon el horno a calentar y yo preparo las cosas mientras... ¿Qué estabas haciendo para no darte cuenta de la hora?
-¿Te digo la verdad?- Luke se empieza a reír al ver que ella asiente con la cabeza.- Me había quedado dormido.
-Luego te quejas de nosotros, eh.
-¡Pero si es que sois todos unos dormilones! Y además de dormilones, sois todos unos vagos.
-¡Yo he venido hasta aquí!- Rosalya hace un puchero y el joven le da un abrazo.- Con el frío que hace en la calle encima.
-Yo te agradezco que hayas venido.- Sonríe.- Bueno, iré a preparar la pizza. ¿Te quedas aquí esta noche?
-Claro, dile tú a mi padre que me quedo en casa de mi novio.- La chica se empieza a reír.- Estoy segura de que me va a dejar.
-¿Saben que estamos juntos?
-No.- Niega con la cabeza.- Aún no les he comentado nada...
-Yo creo que si se lo dices, nos acabarán felicitando.- Aquel comentario les hace reír a ambos.- Lo estaban esperando en el fondo.
-Seguro. Bueno, vete a hacer la pizza, anda. Voy colocando todo esto.
-Voy, voy.- Luke suspira y camina hacia la cocina. Enciende el horno y saca la pizza del congelador. Se asegura de que todo va bien y abre la nevera.- ¿Qué quieres beber?- Eleva la voz para que Rosalya pueda escucharle.
-¡Agua!
-¿No quieres una cerveza?
-¡No! ¡Ni de broma! ¡Qué asco!- Se ríe ante la respuesta de la joven. Era de esperar que dijera eso.
-Bueno, bueno. Pues agua entonces.
-¿Cómo me puedes preguntar eso?- Entra la cocina y le mira seria.- Recuerdas lo que pasó la última vez que bebí cerveza, ¿verdad? ¡No me la vuelvo a jugar!
-Vale, vale. Yo no insisto. ¿Has puesto la película?
-Aún no, ¿por qué?
-Porque voy a meter ya la pizza. Mientras se hace, podemos verla.
   La chica asiente con la cabeza y se marcha de allí. Luke deja la cena en el horno y camina hacia el salón. Apaga la luz y se acomoda junto a Rosalya en el sofá para ver la película.
-¿Cuál has puesto?
-Lo mismo me mandas a la mierda, pero es que... La he visto en la estantería y...
-No me digas que has puesto una de dibujos...
-¡No, no, no! He puesto "Superman".
-Ah, bueno. ¿Por qué te mandaría a la mierda? Me gusta esa película.
-¡Yo que sé! ¡Tienes gustos tan diferentes a los míos que hay cosas que no sé!
-Bueno, bueno... No me comas.- Luke alza las manos en son de paz.
   La película comienza y los minutos empiezan a pasar. Se distraen tanto que se olvidan completamente de la pizza.
-¡Mierda!- Luke corre hacia la cocina.- Joder...
-¿Se ha quemado?
-No, qué va.- Ironiza.- Está en perfectas condiciones. Si quieres, cenas tú sola pizza quemada.
-Vale, lo he pillado.- Rosalya se cruza de brazos.- ¿Qué hacemos?
-Pedir una pizza. Porque otra cosa...
-Llama tú, yo recojo todo esto.- La chica le da un beso en la mejilla.- No pasa nada.
-Soy un desastre...
-Ha sido culpa de los dos, se nos ha pasado el tiempo. No te preocupes, Luke.
   El chico asiente con la cabeza y camina hacia el salón. Coge el teléfono fijo y tras unos minutos hablando con el restaurante, la cena queda encargada.

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