viernes, 15 de abril de 2016

Capítulo 38.

   Al llegar a su casa, su madre sale de la cocina con rapidez. Sin decirle nada, le abraza.
-Cariño...- Dianne se separa de él.- ¿Qué has hecho?
   Max se aparta de la mujer y camina hacia el salón donde se desploma en el sofá. Su madre se sienta en uno de los sillones, esperando a que él hable.
-Lo sabes, ¿verdad?
-Anoche me llamó Luke y hace un rato, David. Te dejé un par de mensajes, pero supuse que no contestarías.- Suspira al escuchar eso.
-Lo siento.- Arrepentido, el de los ojos grises comienza a llorar.
   Sorprendida por aquello, Dianne se acerca para abrazarle. Max no suele llorar y si lo hace, no deja que nadie le vea. Durante unos minutos, el chico suelta todo lo que se ha guardado.
-Luke está muy enfadado.- Se seca las lágrimas intentando tranquilizarse.- Con Rox, no he podido hablar. Simplemente se fue.
   Sin decir nada, le deja desahogarse.
-Los demás dicen que no tienen nada que perdonarme, pero sé que no lo sienten así. He metido la pata hasta el fondo con todos.- El joven niega con la cabeza antes de mirar a su madre.- He sido tan egoísta...
-Lo has sido.- Su madre le da la razón.- ¿Qué necesidad tenías de verla? ¿Qué necesidad tenías de revivir lo que ocurrió hace dos años?
-Empecé a darle vueltas a muchas cosas. Quería saber por qué había venido, pero me arrepentí cuando la vi a solas.
-¿Y qué quería? ¿Disculparse por haber sido una fulana?- Sonríe al escuchar eso de su madre.- Es la verdad, hijo. ¿Y ese labio? ¡En qué estabas pensando!- Molesta, Dianne se pone de pie.- Si viste que estaban allí, haberte ido.
-Andrew me provocó.- Se encoge de hombros.
-¡Siempre pasa lo mismo! ¿Qué le ocurre a ese chico contigo? Bueno y al amigo. Que ese tampoco se libra. Os habéis topado con lo mejor, vaya.- Ironiza la mujer antes de dirigirse al aseo.- Ven aquí, te voy a curar eso.
-Ya me lo ha curado Rosa.- Responde desde el salón.
-Bueno, pues ponte hielo.
-Luego lo hago.- Max se levanta y camina hacia las escaleras.- Subo a mi habitación.
-De eso nada.
-Mamá...
   Dianne se cruza de brazos, obligando a su hijo a que regrese al sofá.
-Aún no hemos terminado de hablar.- Ella también se acomoda en el sitio de antes. Durante algunos segundos, no dice nada.- ¿Cómo te encuentras?- Pregunta algo más tranquila.
   El rostro de su hijo responde por él. Ver a Jane de nuevo le ha hecho recordar cosas que hasta la fecha, había dejado olvidadas.
-Pasó en una mala época, pero no estoy así por eso. Bueno, no en gran parte.- El guitarrista se encoge de hombros.- Me afecta más saber que las cosas con los demás no se van a solucionar de un día para otro, como es lógico.
-Max, cariño... ¿No era mejor llamar a Rox para desahogarte? Tú mismo me dijiste que lo sabía todo, ¿por qué no hablaste con ella? Tu novia es un cielo...
-Y por imbécil, creo que la voy a perder.- Murmura angustiado.
-No puedo decirte nada porque eso es algo que depende de vosotros...
-Lo sé. ¿Puedo ir a mi habitación?
   Ante la insistencia del chico en querer irse, Dianne accede aunque no de muy buena gana. En este momento no quiere dejarle solo, pero comprende que necesita algo de espacio y pensar en todo lo que ha ocurrido en las últimas horas.



   Con un "permiso" al otro lado y dos golpes en la puerta, se reincorpora de la cama al ver que ésta se abre. Sorprendida, se fija en los dos chicos.
-¿Se puede pasar?- David sonríe de lado.
-Sí, claro. Cerrad la puerta, si no os importa.
-Dice tu padre que si tenemos hambre, bajemos a por cualquier cosa...- Dinna llega por el pasillo y entra en la habitación.- Hola cielo.- Cierra la puerta y se acerca hasta la cama, donde está su amiga.
-¿Qué hacéis aquí?
-Venir a ver cómo estás.- Responde Alexy con cautela.- Rosa se disculpa por no haber venido... Ha ido a ver a Luke.
   Ella se encoge de hombros, antes de recoger las cosas que había sobre la cama.
-Rox...- La pelirroja le da un cálido abrazo. Ante el gesto, la chica se emociona.- Tranquila...
-¿Visteis cómo tenía el labio? Y los arañazos que tenía por la cara. Joder.- Nerviosa, se limpia las lágrimas.
-Así pretendíamos dejarle la cara a Andrew.- David sonríe de lado antes de sentarse en la silla del escritorio.- ¿Por qué crees que fuimos a buscarle?
-Te vuelvo a repetir lo mismo que te dije esta mañana, ¿de qué os serviría? Vaya forma de querer buscar los problemas.- Dinna se separa de su amiga.- De toda formas, conociendo a Max... No creo que él haya terminado mucho mejor.
-En cuanto a lo de Jane...- Alexy se fija el gesto de disgusto que tiene Rox.
-Ayer perdí la paciencia. Me cabreó ver cómo os ignoraba y seguía insistiendo.
-Es lógico.
-¿Estás enfadada con Max?- David pregunta con tranquilidad.
-Esta mañana sí que lo estaba. De hecho, me fui por eso mismo, porque no quería hablar con Max. Pero ahora no. Estoy decepcionada y desconfío de él. Si ha quedado con ella una vez, ¿por qué no lo haría otra más?
-Creo que no es tan imbécil...- Alexy suelta una pequeña carcajada.- Pero entiendo que te sientas de esa forma, pequeña.
-Es normal, ¿no?- Sonríe sin muchas ganas.- He pensado en hablar mañana con él.
-Deberíais hablar, sí.- La bajista le da la razón.- Bueno, dejemos el tema de lado. Hemos venido a distraerte.
-Exacto.- David asiente con un gesto.- Como veo que estás vestida, ponte unas deportivas o lo que quieras, nos vamos de paseo.
-¿Ahora?
-Ahora. Nos vamos al Civic Center Park.
   Sin más opciones, se pone las botas y el abrigo. Les conoce lo suficiente y si dice que no, sabe que no la dejarían tranquila hasta que accediese.
-¿Os vais?- La madre de Rox les ve bajar por las escaleras.
-Sí... Luego vengo.- La joven se despide con un gesto.
-¿Has cogido las llaves?- Su padre pregunta curioso.
-Sí...
-¡Adiós!- Los tres amigos se despiden y salen de la casa dispuestos a aprovechar la tarde del domingo.
-Vamos en coche, ¿verdad?
-Claro. No lo voy a dejar aquí.- Dinna lo abre, subiendo en el asiento del copiloto.- Te toca conducir.- Mira a su novio con una sonrisa.
-Me lo temía. Qué morro tienes, guapa.



   A primera hora del lunes, han entrado directamente en el instituto sin esperarse los unos a los otros en el aparcamiento como de costumbre. Suben las escaleras hasta la segunda planta y caminan hacia el pasillo que hay a la izquierda. Al entrar en clase, dejan sus cosas en las mesas de siempre.
-Deberías entregarle a la directora la sanción...- Alexy mira a su hermano, que rebusca en su mochila.
-Estoy en ello...- Saca los folios torpemente y suspira al releerlos. En el peor de los casos si Fray no ha conseguido convencer a la directora, serán cinco días de expulsión.- Me voy a dirección, si llego tarde, díselo al de Historia.
-De acuerdo.- El rubio le acompaña hasta la entrada de clase.
-¿Adónde vas...?- Dinna, que llega a clase, lo comprende cuando eleva la mano en la que lleva los papeles.- Buenas suerte.
-Gracias.- Se aleja por el pasillo con paso rápido.
-¿Qué crees que pasará con él?- La pelirroja deja su mochila en su sitio y se acomoda sobre la mesa.
-No quiero ser negativo, pero seguro que le expulsan.- Alexy se encoge de hombros.
-Confiemos en Fray...
   Unos minutos depués, David, Luke y Rosa entran en el aula. Caminan hacia el fondo y dejan las cosas en sus sitios.
-Buenos días...- Dinna le da un cálido beso a David.- Mm... ¿Has cambiado de colonia? ¿Hugo Boss?
-Exacto.
-No huele mal.- Sonríe divertida.- ¿Qué tal estáis?- Mira a los demás.
-¿Sinceramente? Preocupada.- Rosalya se sienta junto a su amiga.
-Prefiero no hacer comentarios al respecto.- Luke niega con la cabeza.- ¿Cambiamos de tema?
-Sí, claro.- La chica intenta sonreír, aunque el intento se queda en una mueca.- ¿Alguien ha mirado los apuntes del último día?
-Los repasé un poco por encima...- Alexy se encoge de hombros con desinterés.- No creo que me pregunte, pero bueno.
-Quién sabe. A lo mejor eres gafe y te toca.- David suelta una carcajada.
-Mira qué gracioso se ha levantado tu novio...
   Max entra en clase junto con Albert, que muestra una gran sonrisa.
-¡No me expulsan!- Corre hacia el grupo y se cuelga en la espalda de Luke.- ¡No me han expulsado!
-¿Entonces?- Su hermano sonríe aliviado.
-Durante cinco días me quedo dos horas después de las clases.- Se encoge de hombros.- No ha sido tan malo.
-Me alegro por ti.- El cantante sonríe.
-Buenos días, Max.- Rosalya le dedica una pequeña sonrisa. Él saluda con un gesto, antes de ocupar su sitio habitual.
   El profesor de Historia cierra la puerta para dar comienzo a la clase. Como hace siempre, pasa lista entre sus alumnos, preguntándoles a algunos sobre lo último que dieron del tema.
-Roxanne Olivier.
-No está.- Albert mira el asiento vacío que hay a su lado. Curioso, se gira para mirar a Rosalya, que se encoge de hombros y niega con la cabeza.
-Luke Petterson. ¿Ha estudiado?
-No...- Suspira mientras que hace garabatos en la hoja que tiene delante.
   Una vez que ha finalizado, el profesor comienza a explicar el siguiente y último punto que entrará en el examen. Durante algunos minutos, se dedican a leer el libro, hasta que el hombre se pone en pie para apuntar en la pizarra. En aquel momento, llaman a la puerta de clase.
-Adelante...- Mira la hora en el reloj y suspira.
-Buenos días... ¿Puedo pasar?- Rox se disculpa desde el pasillo.
-Llega quince minutos tarde, señorita Olivier.- Derrotado, el profesor mira a la joven.- Adelante. Que sea la última vez.
-Gracias...- La morena de ojos verdes entra en clase y cierra la puerta. Camina hasta su sitio notando las miradas de sus compañeros sobre ella.
-¿Qué te ha pasado?- Albert observa cómo saca las cosas de la mochila.
-Me he quedado dormida.- Asegura sin ganas de dar explicaciones.
-No me extraña, ¿te has visto esas ojeras?- Preocupado, se olvida de la clase de Historia para centrarse en la chica.- Deberías pedirle a Rosa el maquillaje.
   Rox sonríe ante el comentario.
-Has pasado mala noche, ¿verdad?- El gemelo de pelo oscuro habla en voz bastante baja, asegurándose de que solo ella puede escucharle.
-Verdad.
¿Y cómo te encuentras ahora?
-Mal.- Suspira nerviosa mientras que apunta todo lo que hay escrito en la pizarra.- ¿Has visto cómo tiene el labio? Seguro que ni se lo ha vuelto a curar.
   Al escuchar aquella respuesta, el chico sonríe de lado. Como era de esperar, no ha pasado mala noche por ella, sino por Max.
-Sabes que no me refería a eso, tonta...
-Es curioso, porque no estoy enfadada.- Se encoge de hombros.- Hablamos luego, ¿de acuerdo?
   Albert asiente con la cabeza y aunque no está por la labor, empieza a pasar apuntes de todo lo que dice el profesor. Largo tiempo después, el timbre suena y todos se alegran de que esa hora haya llegado a su fin. El hombre recoge sus cosas y sale del aula despidiéndose de sus alumnos.
-Cariño, tienes suerte de que tenga el maquillaje.- Rosalya abre su mochila y le entrega un pequeño neceser a Rox, que sonríe agradecida.
-Luego lo hago.- Lo deja sobre la mesa y se fija en Max, que no ha despegado la vista de la mesa.- Vamos.- Con un gesto, llama su atención.
   Sin decir nada, el guitarrista se pone en pie y la sigue hasta salir de clase y luego por los pasillos. No sabe adónde van, pero prefiere no preguntar.
   Rox se detiene junto a la enfermería.
-Entra.- Abre la puerta y saluda a una de las auxiliares.- Buenos días, ¿podría coger un par de cosas del botiquín?
-Claro, cielo. Todo tuyo.- La mujer sonríe amable.- Tengo que ir a secretaría, si necesitáis algo más, cogedlo.
-Muchas gracias.- La joven señala la camilla que hay allí y Max se sienta sin decir nada. Rebusca en el botiquín hasta dar con lo que quería.- Me apuesto lo que quieras a que no te lo curaste.
-Lo hice.
-Tu herida demuestra lo contrario.- Empapa un algodón en desinfectante y lo pasa por la herida.
   El guitarrista contrae el gesto.
-¿Y dices que lo hiciste?- Ríe irónica antes de soplar para aliviarle.
-Rox... Siento mucho todo lo que ha pasado, yo...
-No necesito que me des explicaciones.- Le interrumpe.- Tendrías tus motivos para quedar con ella... Max, no soy quién para decirte qué debes o qué no debes hacer. Soy tu novia, pero eso no me da derecho a tenerte controlado la veinticuatro horas del día.- Suspira tras acabar de curarle la herida.- Esto ya está... Te dio un buen golpe.
-Andrew tampoco se libró...- Sonríe de lado.- Me sorprende que hayas llegado tarde a clase, nunca te ha pasado...
-Me he quedado dormida.- La joven se encoge de hombros.- Podemos volver...- Tira el algodón que ha usado y después guarda lo demás en el botiquín.
   Al salir de allí, los pasillos están casi vacíos. Sin apenas hablar, vuelven a caminar hacia el aula, donde Fray ya habrá empezado su clase de Economía.
-Si no te hago esta pregunta, me voy a torturar a mi misma.- La chica se detiene a pocos metros de la puerta.- ¿Has vuelto a sentir algo al verla?
-Un gran enfado.- Asegura antes de darle la mano.- Rox, quien me gusta, eres tú. Que Jane haya vuelto no significa nada para mi.
-¿Estás... seguro?- Un par de lágrimas amenazan con salir.
-Seguro.- Max le da un beso en la frente.- La que está conmigo a diario no es ella, eres tú. He metido la pata hasta el fondo, quedar con Jane ha sido un error...- Suspira angustiado.- Y no sé, pero tengo la sensación de que esto se va a terminar aquí.
-¿Por qué lo dices?
-Porque sé que estás desconfiando de mi.- Responde con una sonrisa amarga.
   Ante aquella respuesta, la chica no dice nada. En estos momentos, se siente insegura. Si ha quedado con ella una vez, podría hacerlo una segunda. Rox está a punto de llamar a la puerta para entrar, pero algo la detiene.
-Te quiero, novata.- El de los ojos grises se acerca a ella para decírselo.
   Sin responder, toca con los nudillos antes de entrar y dirigirse a su sitio junto a Rosalya.
-Eh... ¿Qué pasa?- La chica se fija en los ojos húmedos de su amiga.
   Rox niega con la cabeza mientras que saca sus cosas. Han hablado, pero no han solucionado nada.

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